El tercer desafío (lee el primero y el segundo ) de la iglesia evangélica latinoamericana es que debe concentrarse más en Cristo que en atacar las diferencias con otras denominaciones o confesiones cristianas. Aquí agregaría un "excepto" para referirme a las sectas y a las que el apóstol Pablo llamaba doctrinas de demonios enseñadas por quienes apostatarían de la fe personas que tendrían cauterizada su conciencia. Esto implica reconocer al enemigo y escoger las batallas. Y no obstante que es importante denunciar la mentira, como evangélicos nuestras energías deben estar puestas en hablar de Cristo, glorificar a Cristo y mostrar a Cristo. Esto es un desafío en tiempos en los que hay otras prioridades. Una de ellas es desacreditar a otros grupos y esto consume muchas energías y tiempo, sobre todo en los grupos cristianos de Facebook. Se confunde extender el reino con metas organizacionales, denominacionales e institucionales; en otras palabras, abrir más puntos de reunió
El segundo desafío (puedes ver aquí el primero) de la iglesia evangélica latinoamericana es cumplir con su triple responsabilidad que podría ser descrita como sigue: - la obligación de conocer la doctrina de Jesucristo - ponerla en práctica - y discernir el pensamiento, las necesidades y las tensiones de la generación a la que le toca servir. Si algo queda claro y es una constante en los artículos estudiados como parte de las asignaciones previas del módulo "Corrientes teológicas actuales sobre el ministerio de la iglesia" es que, para responder a la cultura posmoderna con un discurso y una práctica que signifique una verdadera alternativa, desmarcarnos de las expresiones de falsa espiritualidad y para cumplir nuestra vocación de reconciliar al mundo con Dios es necesario un enfoque no solo ad intra o solo ad extra (Núñez, Teología y misión, 1995) sino uno que considera el mensaje y al destinatario. Núñez mismo habló de una iglesia que se hace presente bajo los